6 de Marzo de 2014
Señor Presidente, Señores Representantes Permanentes y Alternos, Señores Observadores:
Agradezco al Consejo Permanente la celebración de esta reunión
extraordinaria, para la convocatoria urgente de una Reunión de Consulta
de Ministros de Relaciones Exteriores, con el fin de considerar la
situación que está viviendo la República Bolivariana de Venezuela para
que, a través del intercambio de ideas e iniciativas, se coadyuve a
acercar a los diferentes actores y encontrar una solución mediante el
diálogo entre venezolanos.
La grave situación que se vive en la República Bolivariana de
Venezuela, la cual ha sido reportada ampliamente por diferentes medios,
ha provocado la preocupación de todos los sujetos del Derecho
Internacional.
En este sentido, el Gobierno Panameño no ha querido esperar que la
situación se siga agravando y ha decidido, por iniciativa propia, hacer
esfuerzos para lograr un acercamiento entre los diversos grupos de la
sociedad venezolana y su Gobierno, y que, entre ellos, encuentren una
solución a los problemas que los agobian.
Los principios con los que se fundó la Organización de los Estados
Americanos nos hace a todos, de una manera u otra, responsables de
ayudar a los países de la región que se encuentren en crisis. No debemos
olvidar que el objetivo de la existencia de esta Organización es que
sea un foro político para el diálogo multilateral, la integración y la
toma de decisiones en el ámbito americano.
La Declaración de la Organización establece que ésta trabaja para
fortalecer la paz, la seguridad y consolidar la democracia, promover los
derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico y promover el
crecimiento sostenible en América, es decir, en su accionar busca
construir relaciones más fuertes entre las naciones y los pueblos del
continente.
Dicho esto, quiero expresar, categóricamente que el llamado que hace
Panamá no puede ni debe ser considerado de ninguna manera injerencista.
Las razones para esta convocatoria son válidas y legítimas,
fundamentadas en la razón de ser de esta Organización y sus instrumentos
jurídicos, principalmente, la Carta de la OEA, que todos suscribimos y
que nos hace Parte de esta gran familia del continente americano.
En ese sentido, quiero también dejar claro que Panamá no tolerará
expresiones ofensivas sobre su papel, como sujeto, en igualdad de
derechos, de esta organización, por hacer uso de su derecho de expresar
su preocupación y sus buenos deseos para Venezuela.
Señor Presidente: Si hay un país que ha enfrentado crisis, que han
sido ventiladas en el seno de los organismos universales y regionales,
para poder encontrar soluciones a los graves problemas políticos que la
han afectado en el pasado, es Panamá.
Es nuestra experiencia, la que ha llevado a mi Gobierno a presentar
una iniciativa que provoque un debate, intercambio de ideas o propuestas
que puedan ayudar a los hermanos venezolanos a encontrar soluciones
mediante un verdadero diálogo, real y efectivo, entre el gobierno y los
actores sociales venezolanos.
Se nos ha tachado, irrespetuosamente, como lacayos del imperialismo,
derechistas, injerencistas, títeres y otras expresiones más que no nos
merecemos.
A los que así se han expresado, les recuerdo que en 1964, Panamá
rompió relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América y ha
sido el único país, de los aquí presentes, que lo ha hecho: Lo hicimos
por principios, en defensa de nuestra soberanía y de nuestro pueblo y
les recuerdo también que fue esta organización la que ayudó a recomponer
esa relación.
No permitiremos que el uso de nuestro derecho soberano a expresar
preocupación por los acontecimientos que ocurren en otros países y que
en el marco de los principios de esta organización deben ser de
preocupación para todos, sea la génesis de insultos y ataques, que por
altura, decencia, cortesía diplomática y la gran dignidad que tiene el
pueblo panameño y su gobierno no serán respondidas, rebajándonos a esos
pobres niveles de dialéctica. No hay duda de que los insultos son la
razón de los que no tienen razón. Vemos cosas distintas y de distinta
manera.
Al igual que el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires de la
Republica Argentina, consideramos que no son enemigos ni conspiradores
los que protestan pacíficamente en Venezuela, son venezolanos.
Compartimos, con expresidentes de Brasil, Chile, Perú y Costa Rica,
la preocupación de que manifestaciones estudiantiles de protesta
pacífica contra las políticas del gobierno, que son normales en
cualquier sociedad democrática, han sido objeto de una represión
desproporcionada por parte de la fuerza pública y de ataques por parte
de grupos armados ilegales que, algunos medios, vinculan con partidos
políticos en el gobierno.
Pareciera que la protesta cívica y la oposición democrática han sido
criminalizadas. Con espíritu de colaboración y sobre la base de nuestra
experiencia, apelamos al papel que tiene la OEA como el organismo
regional idóneo para intercambiar ideas de cómo ayudar que los hermanos
venezolanos encuentren su propio camino para solucionar sus diferencias,
pero respetando todo a lo que nos comprometimos cuando creamos este
foro.
Respeto a la Democracia, a los Derechos Humanos, al debido proceso,
la libertad de expresión, la libertad de reunión, la solución pacífica
de conflictos, la tolerancia de otras ideas, a la diversidad, pero sobre
todo a la convivencia pacífica, a la Paz.
A finales de los años 80, Panamá vivió momentos muy críticos de su
historia. Aprendimos que si un diálogo de altura hubiera prosperado en
aquel momento, tal vez los hechos lamentables, que desencadenaron la
intransigencia de una de las Partes, se hubieran podido evitar.
Es esa experiencia la que nos hace invocar la Carta de la OEA y
llamarlos a todos para que de manera, responsable, nos pronunciemos y
contribuyamos a la solución de la crisis de la hermana Venezuela. Cabe
recordar y agradecer a Venezuela, la solicitud que formulo, ante esta
organización, en mayo de 1989, que motivo la celebración de una Reunión
de Consulta de Cancilleres y el envio a nuestro país de una misión
especial para atender la crisis política por la cual atravesábamos en
esos momentos.
El papel de la OEA ha sido efectivo para resolver crisis regionales
en los últimos 20 años. ¿Por qué se cuestiona ahora la legitimidad de su
accionar para proponer ideas que puedan ser usadas por los actores de
la crisis para resolver sus problemas?
Las acciones de la OEA, han sido válidas para ayudar a resolver
situaciones como las de Haití con el Golpe a Aristide en 1993-1994, Perú
con la disolución del Congreso en 1992, Guatemala con el “Serranazo” en
1993, más recientemente Honduras en el caso del Presidente Zelaya en el
2009 y Paraguay con el caso del Presidente Lugo en el 2012, por
mencionar solo algunas.
Por ello, no aceptamos que se trate de descalificar a la OEA en su
función de fortalecer el sistema democrático y la vigencia de los
derechos humanos.
Nuestra propuesta nace de un sentimiento propio de los panameños de
servir de puente para la solución de las diferencias y así debe ser
entendida. No solo la consideramos un derecho sino también un deber.
Rechazamos que nuestra solicitud sea calificada como una intervención
en los asuntos internos de otro país. No se puede hablar de
intervencionismo cuando de lo que se trata es de la defensa de los
derechos humanos, que son inherentes a la dignidad de cada persona, y
que todos los Estados, aquí representados, nos hemos comprometido a
respetar.
Estamos de acuerdo con quienes señalan que ningún Estado puede
escudarse en el principio de no intervención para justificar la
inobservancia de obligaciones en materia de Derechos Humanos adquiridas
en virtud del derecho internacional.
Expresiones de preocupación o desaprobación respecto a cualesquiera
de los Derechos Humanos son legales en todas las circunstancias y no
constituye intervención en los asuntos internos.
Los internacionalistas están de acuerdo en que resulta inaceptable
concebir la idea de que el mismo orden jurídico internacional ideado
para reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la
dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de
hombres y mujeres, sea utilizado bajo el pretexto del principio de no
intervención, como justificación para eludir el repudio de la comunidad
internacional ante inminente violaciones a los Derechos Humanos.
No vinimos aquí con un sentimiento de ganar o perder. No es un asunto
de votos sino de principios. Cada Estado aquí presente es responsable
de sus actos y tiene el derecho soberano de decidir lo que crea es
conveniente o justo. Panamá respeta y respetará cualquier decisión que
resulte de esta reunión.
Pero, definitivamente, ganaría la paz, si encontramos los mecanismos
que contribuyan a que los venezolanos se sienten a dialogar, con
suficientes garantías, y alcancen los acuerdos que les permita continuar
con su desarrollo.
Pero en ese mismo espíritu, quiero reiterar en que Panamá exige
respeto a sus decisiones y opiniones. Una vez más señalo alto y claro,
que no toleraremos que se nos amedrente por hacer uso de nuestro
legítimo derecho a expresarnos, más cuando los compromisos que
adquirimos en el marco de esta organización nos obliga a pronunciarnos y
hacer usos de todos los mecanismos existentes para alcanzar una mejor
convivencia entre todos. Panamá ha efectuado una propuesta de paz y a
cambio a recibido un mensaje de guerra.
Lamentamos la decisión del presidente venezolano de romper relaciones
con mi país por el hecho de presentar una solicitud para realizar esta
sesión de la OEA con el objeto de considerar la situación por la cual
atraviesa la Republica Bolivariana de Venezuela.
Si ese es el precio que tenemos que pagar por nuestra iniciativa, lo
asumiremos. Nos hacemos eco de quienes señalan que los problemas de
Venezuela no se resuelven rompiendo relaciones sino respetando los
derechos humanos de los venezolanos. No toleraremos que se nos quiera
silenciar con un vocabulario soez y prosaico vertido por quienes no
coinciden con nosotros.
Durante casi 100 años, no pudieron callar nuestra voz para lograr la
recuperación de nuestro Canal. No vamos a dejar que se nos intimide por
seguir haciendo uso de esa voz.
Que quede eso muy claro. Señor Presidente: Con la mejor intención de
escuchar, dialogar y construir conjuntamente, hemos hecho este llamado.
Ante esta alta responsabilidad, los Estados Miembros estamos llamados a
pronunciarnos y a colaborar para que Venezuela, entre venezolanos, como
tiene que ser, puedan alcanzar la convivencia pacífica que tanto
necesitan.
Con esta misión y con el propósito de satisfacer un bien superior que
es la paz, respondamos constructivamente a este desafío conjunto que
enfrenta nuestra región. Como países hermanos, demos nuestra
contribución a este proceso de consulta para que juntos podamos
construir la América que tanto deseamos, pero sobre todo, en este
momento, apoyar a Venezuela en su búsqueda de tranquilidad y convivencia
pacífica, que ha sido, es y será la única razón por la cual mi país y
su Gobierno han querido contribuir, siempre con el mayor respeto y
aprecio para el pueblo de ese país.
Por todo lo expuesto, la República de Panamá reitera su solicitud
para que este Consejo Permanente convoque a una Reunión de Consulta de
Ministros de Relaciones Exteriores, de manera urgente, para que sean
nuestros Cancilleres los que, reunidos al más alto nivel, acuerden y
adopten las medidas que consideren convenientes.
Con miras a que la crisis por la que atraviesa la nación venezolana pueda ser resuelta lo antes posible.
Muchas gracias.
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