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    sábado, 26 de abril de 2014

    Johana Macedo decidio hacer el emblematico camino de Santiago llevando consigo una Bandera de Venezuela

    Johana Macedo
    Ha recopilado los deseos que tienen los venezolanos radicados en Madrid para la nación. Acompañada de dos amigos de República Dominicana y una de Canarias, la joven abogada ha seguido recogiendo mensajes para el país a lo largo de la hasta depositarlos en la sacristía de la Catedral de Santiago de Compostela. El corresponsal de Los venezolanos están pidiendo un cambio. A través de las manifestaciones o trámites en las cortes internacionales, los ciudadanos radicados dentro y fuera del país están unidos en una misma causa: alcanzar un mejor futuro. Una petición que, durante esta Semana Santa, ha sido elevada hasta el a través de la iniciativa de Johana Macedo, una joven venezolana que ha recorrido el Camino de Santiago acompañada de una bandera tricolor llena de los mensajes y peticiones de los venezolanos radicados en Madrid para el país, una lista que fue creciendo a lo largo del camino cuando encontraba compatriotas que también querían aportar sus deseos.
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    Para Macedo, el Camino de Santiago es como la vida misma y asegura que “cuando se está más cerca de la meta es cuando más crees que no lo vas a lograr”. En este sentido, rescata el lado positivo del esfuerzo y afirma que “cuando compartes las dificultades te unes mucho más a la gente”. Una unión que, personalmente, ha pedido para la nación y que espera pueda verla convertida en realidad lo antes posible.
    ¿Cómo surge la idea de hacer el Camino de Santiago por el futuro de Venezuela?
    La verdad es que, cuando en mi trabajo me preguntaron por los días que cogería de vacaciones, me vino a la cabeza irme a hacer el Camino de Santiago. Fue algo muy espontáneo y después todo fue encajando con la situación del país y mi propia situación personal con respecto a lo que sentía por lo que estaba sucediendo en Venezuela.
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    Saliste de Madrid con una bandera llena de peticiones, ¿con cuál te has sentido más identificada?
    Todas las peticiones eran deseos positivos para el país, no tenían ni un solo comentario negativo. Con el que me sentí más identificada fue con el que escribió un niño llamado Abraham, quien pidió paz y seguridad para el país, y que todos los que estamos fuera podamos regresar.
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    Aparte de sentirme identificada, me sorprendió que un niño tan pequeño ―más propensos a olvidar y acoplarse al sitio donde estén viviendo por su juventud― pidiera poder regresar. Esas palabras sólo pueden salir de alguien muy sensible y que tenga unos padres que le transmitan el amor a Venezuela.
    ¿Se sumaron nuevas peticiones a lo largo del Camino?
    En el Camino se sumaron las peticiones de quienes estaban conmigo. Dos dominicanos y una canaria que me acompañaron con la bandera. Luego en Santiago de Compostela, mientras le tomaba fotos a la bandera en la catedral, se acercaron con mucha alegría una gran cantidad de venezolanos que estaban de viaje o que vivían ahí. Fue impresionante ver la emoción de todos cuando veían la bandera y se tomaban fotos con ella. Además de eso, en la franja azul fui escribiendo en cada etapa los pensamientos del camino y algunas experiencias relacionadas con el país.
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    ¿Dónde reposa la bandera con los deseos para Venezuela?
    La bandera reposa en la sacristía de la Catedral. El último jueves de este mes será puesta en el altar junto con otras ofrendas que serán bendecidas en la misa y luego incineradas en señal de purificación.
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    ¿Cómo ha sido la experiencia del Camino de Santiago? ¿Cuál ha sido el momento más especial?
    Creo que la experiencia del Camino de Santiago cada quien se lo toma como quiere y luego se añaden los momentos especiales que uno no se espera. Para mí, el Camino fue para pensar, para escuchar la naturaleza y para disfrutarlo. El esfuerzo físico para llegar a cada etapa te hace jugar mucho con la mente y comparar lo que estás pasando con los momentos de tu vida. Cuando se está más cerca es cuando más se sufre y cuando piensas que no lo vas a lograr.
    El momento más especial fue cuando estaba en la misa de los peregrinos. Me cuesta un poco contar esto por privacidad, pero la verdad es que fue lo más especial y extraño que viví.
    Estudié en un colegio católico, mi familia es católica, pero desde hace aproximadamente 10 años empecé a ser más objetiva con los asuntos de la religión, por así decirlo. No era practicante, no iba a misa y creo que la situación del país ayudó a que yo fuera menos espiritual y a querer ser más racional. Pues, estaba en la misa de peregrinos, una vez que ya había llegado a Santiago, y decidí confesarme después de diez años sin hacerlo. En la catedral hay aproximadamente 20 confesionarios y me dirigí a uno que estaba al fondo.
    Me puse a llorar cuando le confesé al padre que además de que tenía 10 años sin hacerlo, que tenía demasiado odio y resentimiento dentro y que me había dejado llevar por todo lo que estaba pasando en mi país. El cura me preguntó de donde era y al responderle, se quedó enmudecido. Tras unos segundos me dijo que él también era de Venezuela, pero que tenía 20 años en España. Sin duda alguna la casualidad más grande que me ha pasado en la vida. ¡Todavía lo pienso y no me lo creo!
    ¿Cómo compararías el Camino de Santiago con la trayectoria que ha atravesado el país en los últimos años?
    El dolor te hace valorar lo más importante. Te hace ver lo más básico. Cuando se está más cerca de la meta es cuando más crees que no lo vas a lograr, cuando compartes las dificultades te unes mucho más a la gente. El Camino de Santiago podría ser una representación de la vida de cada quien, y digo podría, porque cada quien se lo puede tomar de la manera quiera.
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    Se comenta que quienes van al Camino de Santiago nunca regresan igual, ¿has percibido algún cambio después de esta experiencia? ¿Qué aprendizajes traes contigo?
    Se dice que el camino comienza ahora. Este para mí no ha sido un viaje común y siento que debo guardar todo lo que aprendí y recordar lo que me ha pasado. A partir de ahí, veremos si he cambiado o no. Creo que es una decisión de cada quien y yo espero hacerlo. Espero haber aclarado mi mente, haberme llenado de pensamientos positivos y haber dejado atrás el odio, haberlo dejado en el camino. Aprendizajes muchos, los mismos que puedes apreciar en la vida pero que no se ven con tanta distracción y ruido alrededor.
    Tras vivir esta experiencia, ¿qué dirías a los venezolanos?
    No rendirse nunca, no conformarse con las cosas, ni con este Gobierno ni con otro. Escucharnos, alejarnos de lo superficial, del odio, ser justos y entendernos. Como me dijo un peregrino al que le faltaba una pierna: para pedir algo, la distancia entre Dios (y yo añado cualquier Dios en quien creamos) y nosotros es la que hay entre la rodilla y el suelo.
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    Por Informe21.com/ @JosePuglisi

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